miércoles, 6 de noviembre de 2019

Es sueño hoy...

Las horas del reloj se me aceleran
encerradas en cúpula de cristal,
se me vuelcan en el barro,
con un intenso desgarro
los ojos a mi vista no toleran;
se convierten sus agujas en puñal.

El frío oscuro de la noche beso
con los labios húmedos de otra gente,
la ventana sigue abierta
y cerrada está la puerta,
me cala el espíritu y el hueso
el intenso vaivén de la corriente.

Con miedo mi alma coso y cauterizo
por si acaso algún día se desgasta;
tú expectante me buscabas
con los ojos y gritabas
en un silencio flamante y castizo
hecho de mi ser y su misma pasta,

de toda mi sangre una llamada,
un vendaval de la carne viva,
mi lirismo, mi alma toda
se rebela y me incomoda
aun estando con alambres bordada
y apenas a cenizas reducida.

En lo hondo de los abismos quietos
dentro de templos viejos en penumbra,
hay tenue una luz pequeña
que me guía y que pergeña
el sólido encierro de mis secretos;
y aunque me protege y acostumbra,

no se templa el caballo desbocado
que tira del nervio de mis tendones
con la fuerza de mil ríos,
terco empeño en sus desvíos,
pues me tiene él a mí a su cuidado
y son al cabo mías sus razones.

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