sábado, 13 de agosto de 2016

Perseidas

Oscuras lunas de luz llameante
yacen ocultas bajo un nocturno techo,
en un silencio tácito y maltrecho,
en un reposo inquieto y cortante.

Proceloso, un viento penetrante
se agolpa en furia contra mi pecho,
sin dormir, acostado en el lecho,
encarado a la mar del levante.

Cuán fuerte es de esos ojos el color,
paréceme que levito movido
por el impetuoso matiz del calor,

pues no duermo ni siendo mecido;
me excita y me revuelve el olor.
Mientras, me hundo, libero, olvido.

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